- No me soporto,- dices.
Padecer tus accesos de ira forma parte de la gratitud eterna que te debo. No es por mi atracción hacia la mujer fatal, su sexo y aledaños, sino por la pureza que destilas. Probablemente, eres la negación de la mujer en cuyos brazos sería destruido. De algún modo, he tomado como Ama a una buena persona que jamás me esconde su humanidad. No tienes miedo de mostrarte tal cual eres. Hoy, eres un ovillo de carne encogido entre mis manos con ansias de mimos.
Que ternura. Hoy me voy a la cama contenta, entre otras cosas, por haber tenido la oportunidad de leer algo tan delicado y tan dulce. Además me encanta que alguien demuestre que el bdsm no está reñido con detalles delicados y amorosos.
ResponderEliminarBesos