3/2/09

Montorgueil

Casi siempre te muestras al mundo como la chica del fondo, belleza sugerente de gesto amable. Y, sin embargo, te gusta jugar a ser las otras conmigo. A la derecha, tu juego favorito, que pasa por la tortura lenta de mi carne dura. A la, izquierda, la mujer que muestra sus misterios, envuelta en pieles, como en el clásico de Masoc, pero no permitirá nunca ser tomada.
El sexo así entendido pretende buscar los límites del deseo, no satisfacerlo. En cada nuevo encuentro se da un paso más hacia el terreno inexplorado de los límites. Y así, el sexo deja de ser repetición de un acto mecanicista entre dos cuerpos, para trasformarse en un diálogo abierto entre dos psiques.
En esos estados febriles, el deseo es tan intenso que por un instante el universo se reduce al cordón umbilical entre quien lo siente y quien lo alimenta. Y, en ese estado de absoluta dependencia, la voluntad propia desaparece. Sólo queda la gratitud hacia el ser amado ante la más leve de las caricias, ante el más severo de los azotes... En ese estado de absoluta dependencia, sólo la indiferencia abre bajo los pies el abismo.
A lo largo de estos años, he leido que hay quien propone seriamente privar al hombre de toda esperanza de alivio, mantenerlo en castidad tentada ad eternum. Tal cosa me parece cruel y sin sentido. Dime si los tres días de mi contrato, de los que dispones a voluntad, no son ya suplicio suficiente.

1 comentario:

  1. estoy enamorada de este blog, lo devoré enteramente y este es sin duda mi posteo favorito. Escribes que es una belleza y siento que has escrito lo que quiero para mi y para mi esclav01{BV}

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Si deseas dejar un comentario, es bienvenido. Te anticipo, no obstante, que no contestaré por expreso deseo de la mujer a la que amo. Rara vez cuestiono lo que la hace feliz.