3/9/09

Steve Scott

Escribo en medio del paréntesis veraniego, sin poder evitarlo. Me he levantado de la cama que nos une, inquieto. Tu dormías profundamente con tu camison, casi infantil. Desde la terraza, escucho la eternidad del mar vatiente. Nuestro tiempo, sin embargo, es fugaz. Apremia contar, encontrar las palabras para describir la aurora antes de que se desvanezca.

Seremos décadas a lo sumo y luego cambio y olvido.

Hace un par de días me has preguntado cuando escribiré nuestra historia. Abordaré la búsqueda de las palabras perdidas y escurridizas para describir nuestro extraño proyecto. Lo haré en este blog, que comencé a tejer para narrar la faceta más inconfesable e incomprensible: disfruto del sufrimiento y el placer que me provocas, porque proviene de ti.

Me doy cuenta de que este blog, como todas las verdades a medias, es una gran mentira. Somos mucho más que cualquier etiqueta. Ama y un esclavo, sí, pero también ternura, entrega y compromiso.

Me propongo describir a la mujer más hermosa del mundo.

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