11/9/09

Jacqui Faye

Después del trabajo, mientras haces tiempo hasta que yo salga, pides a la dependienta de unos grandes almacenes que te pinte con el más rojo de los lápices de labios. A partir de las ocho comienza la fashion night en Serrano. Las tiendas estarán abiertas hasta las doce y en Carolina Herrera le darán un pequeño obsequio a todas las mujeres que acudan con los labios pintados de ese color.
- Con este seguro que te lo dan,- te dice la dependienta, cómplice, que accede a tu petición a pesar de saber que no venderá el lápiz.
Cuando te veo, a las seis, me impresiona. En la calle eres una Audrey Hepburn espigada de zapato plano y cara lavada. El mundo jamás ha visto los tacones que usas para caminar sobre mi en lencería. Yo tampoco he visto jamás, ni siquiera en la alcoba, ese color encendido en la comisura de tu boca.
Es un rojo intenso que transmuta tu virginal sonrisa en una invitación al deseo. Tu boca entreabierta es pura desnudez que grita en silencio la palabra sexo. No puedo evitar imaginar como sería verla ceñida a mi sexo húmedo. ¿Cuándo ocurrió por última vez? Quizás hace dos años y medio. Ya éramos lo que somos ahora. Recuerdo tus palabras... Disfrutalo, porque tardará en volver a ocurrir algo así.
Nos vamos a casa antes de que comience la fashion night. En el coche charlamos de nosotros. Te prepararé un mojito con hielo picado y me pedirás que te regale un post acerca de tus labios rojos, que lo escriba en cuanto te duerma para que puedas leerlo hoy, que es tu cumpleaños.
Habrá sexo. Mi boca en el tuyo, como empieza a ser costumbre. La tuya, lejana, distante, como un sueño de verano.

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