10/9/09

Aleksandra Marchocka

Has buscado un lugar apartado del mundo para celebrar nuestro primer año de matrimonio. Se trata de una pequeña Iglesia del XII, perdida en la sierra. Nos sentamos junto al baptisterio y, antes de renovar nuestros votos, te pido que explores en tu interior lo mejor y lo peor que te ha dado este año de relación.

Lo peor, dices tras meditarlo, aquella discusión. Lo mejor, su consecuencia inmediata, el regalo que te entregué en forma de palabra escogida. Desde entonces, cada vez que habita tu boca, estemos donde estemos, debe cesar toda resistencia. Obedecer sin más, sin importar mi criterio.

La usas con prudencia. La obedezco siempre, aunque a veces me cuesta cambiar de registro.

Me enternece tu confesión. Saber que lo mejor de este año es mi entrega.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si deseas dejar un comentario, es bienvenido. Te anticipo, no obstante, que no contestaré por expreso deseo de la mujer a la que amo. Rara vez cuestiono lo que la hace feliz.