7/9/09

Disney

Tengo dos hijas maravillosas a las que adoro. Sus pequeñas vidas se cruzan con las nuestras en fines de semana alternos y cada agosto. Eso te convierte, técnicamente, en madrastra. Sin embargo, has escapado al arquetipo perverso y antiguo capaz, en nuestros mitos, de la más extrema crueldad. Siento tu entrega a ellas, tu afecto, tu generosidad a cambio de un afecto accidental. La mujer cuyos pies beso lava los pies de mis hijas a cambio, supongo, de mi admiración por ella.
Eres la paz que nunca tuve.

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