24/9/09

Clovis Trouille

La mirada de una monja se eleva enamorada. Vive en la privación de su clausura, intramuros, sometida a la monotonía y dureza de su Regla y, sin embargo, en la alegría de amar y sentirse amadas por aquel que la castiga con su amor.
Otros, en el fragor del mundo, viven el amor humano, repleto de faltas, carencias y días grises.
Me pregunto, amada mía, cual de los dos se parece más al nuestro.

1 comentario:

  1. Pues el de las monjas aunque paresca paradojico ....ella(la monja) ama sin esperar nada a cambio...pero aun asi tieenen la certeza de q su dios las ama...y por eso estan en paz dentro de su corazon

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Si deseas dejar un comentario, es bienvenido. Te anticipo, no obstante, que no contestaré por expreso deseo de la mujer a la que amo. Rara vez cuestiono lo que la hace feliz.