23/9/09

Lega

Me toco de noche, sólo, en el sofá. Hago uso de mi privilegio, el de poder vaciarme después de las dos, y vuelvo a la cama a hurtadillas, donde duermes profundamente.
Al día siguiente, volviendo a casa, te confieso mi debilidad, que no falta. Se hace un silencio en el que sopesas cada palabra.
- Es cierto que tienes permiso para tocarte, pero eso no quiere decir que no vaya a castigarte por ello esta noche. Además, supongo que sabes que cada vez que ocurra debes contármelo. Yo debo controlarlo todo.
Por la noche, apareces en la cama con una crema para tus pies.
- Traigo el instrumento de mi placer... y de este cajón cojo el tuyo,- añades mientras sacas la fusta.

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