22/9/09

Petrilli

Cada una de las noches del frío invierno en el que aconteció el conocimiento bíblico te acostabas con medias. Con la excusa de combatir el frío, aquel tacto cercano y permanente sobre mi piel...
Solía dormirme a tu lado, agotado por el sexo. Me levantaba de madrugada, pasadas las cinco, para hacer los 15 kilometros que me separaban de la camisa limpia e irme a trabajar, envuelto aún en el recuerdo de tu seda.
En mi ingenuidad, pensaba entonces que aquella era tu costumbre, pero hace años, desde que me tienes, que no duermes con medias. Hoy, cuando te he recordado aquellos primeros gestos, me has mirado con curiosidad.
- ¿Hoy vas a dormir con medias?,- te pregunto, irónico.
- yo no, ¿y tú?,- amenazas, divertida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si deseas dejar un comentario, es bienvenido. Te anticipo, no obstante, que no contestaré por expreso deseo de la mujer a la que amo. Rara vez cuestiono lo que la hace feliz.