Me confiesas que imaginas, mientras te tocas, una tela de araña en la que caigo preso.
- Tejo la tela poco a poco y, sin darte cuenta, cada vez estás más atrapado en ella.
El sexo convencional entre dos personas que se desean, se acercan y se frotan hasta que dejan de desearse no sirve para vencer ciertos fantasmas. A través de este amor torcido, de esta fusta, de esta prohibición de tomarte, alimentas la eternidad de mi deseo.
Veo tan claro las razones que te empujan a amarme así, que, por primera vez, me sorprendo a mi mismo preguntándome por mis propias y verdaderas razones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si deseas dejar un comentario, es bienvenido. Te anticipo, no obstante, que no contestaré por expreso deseo de la mujer a la que amo. Rara vez cuestiono lo que la hace feliz.