26/6/09

Sardax

En el navegar por las almas ajenas, caen en mis manos los retazos de “La institutriz inglesa”, libro de autor anónimo, ya descatalogado, que editó en los noventa Ediciones Alcor. El texto me recuerda a mis más vivas fantasías.

Era en realidad una antigua experta en el arte de estimular los sensibles genitales de un muchacho. Era un arte que había adquirido a base de hacerlo con gusto y que había desarrollado hasta tal refinamiento que, cuando quería, podía hacer de ello un ejercicio de la más voluptuosa crueldad. Y ése era su objetivo en la presente ocasión.

Al sentir endurecerse lentamente el pene, él profería hondos suspiros de placer. La delicadeza de esos dedos era irresistible, la complaciente y fácil estimulación de sus nervios, eras tan exquisitamente diestra que casi se desmaya de placer.

Deseó con fuerza el orgasmo. El esperma parecía acumulado en la base de su palpitante verga y de repente sintió la brusca presión de los fuertes dedos de ella cortando el placer, convirtiéndolo en una sensación de contrición y molestia.

- No –la oyó murmurar-. No

...Y él permaneció sujeto entre sus rodillas, temblando con un dolor exasperante en las entrañas.

- Lo ves –dijo con voz dulce-, estás en mis poder. A partir de ahora vas a ser cada vez más consciente de ello. No creas que voy a tolerar tus vilezas. No, lo que estoy haciendo es sólo otro castigo. Con esto y con el látigo te enseñaré el hábito del autodominio.

Dos veces más lo llevó hasta el mismo vértice del orgasmo. El muchacho, con el cuerpo tembloroso y convulso por el deseo desesperado de liberar si esperma, sufrir su verdadero tormento de deseo implacable. Pero para aquel entonces, ya tenía suficiente de ese cruel y exasperante juego. De inmediato le soltó y entonces, abrazándolo apretó los labios contra los suyos en un largo y trémulo beso..."

1 comentario:

  1. Me encantó

    ¿podrías facilitarme el texto íntegro. No consigo encontrar el libro.
    emilio
    lmjrmsjt@hotmail.es
    masajsita profesional e interesado en el BDSM tras una experiencia con clienta lesbiana

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Si deseas dejar un comentario, es bienvenido. Te anticipo, no obstante, que no contestaré por expreso deseo de la mujer a la que amo. Rara vez cuestiono lo que la hace feliz.