En la tristeza de la mañana, te tocas. Imaginas que de tu cuerpo salen flores. Luego harás por tocarme a mi, en la tristeza de la mañana. Me dejo llevar, entristecido. Y la tristeza de la mañana se llena de ternura. En algún lugar, perdimos la líbido. No sólo la tuya. Me doy cuenta de cuanto te amo y cuan poco te deseo en la tristeza de la mañana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si deseas dejar un comentario, es bienvenido. Te anticipo, no obstante, que no contestaré por expreso deseo de la mujer a la que amo. Rara vez cuestiono lo que la hace feliz.