18/5/09

Van Rijn

Pese a no ser tú, he aquí la simetría perfecta de todos y cada uno de los objetos de mi deseo. El pie, repleto de arcos, hipérboles y olores íntimos que al principio te avergonzaban y, luego, te deleitaba restregarme. El sexo abierto de par en par, invitación prohibida tantas veces al alcance de la mano como forma de tortura. Tu pecho desnudo apuntándome, exigiendo la húmeda caricia constante y dulce de mi lengua enroscada. Tu mirada directa que ordena y dirige.
Simetría de mi deseo... o no. Estoy un poco perdido, amor mío. Ya no sé como deseo tocarte y ser tocado. Quizás lo que fuimos ya no sea nunca, más que a ratos perdidos y fugaces. Quizás te preste el control en esos instantes pero no permita que lo retengas. Me dejo llevar la marea en este blog en el que, hace días, ya no pongo etiquetas de contrato a los dibujos.
Somos libres, ambos, para improvisar el guión.

1 comentario:

  1. Espero que con esa última frase hayas arrebatado de emociones a esa bella dama que te inspira, tal como me has hecho llorar a mi.

    ResponderEliminar

Si deseas dejar un comentario, es bienvenido. Te anticipo, no obstante, que no contestaré por expreso deseo de la mujer a la que amo. Rara vez cuestiono lo que la hace feliz.