15/4/09

Tomas Schmitt

- Tu eres muy buen esclavito pero, ¿yo que tal amita soy?...
- Ser buen esclavito es muy fácil, consiste sólo en obedecer, descubriendo los propios límites. Ser amita es mucho más difíci: exige saber mandar sin transpirar incertidumbre, como si cada orden sólo pudiese ser cumplida.

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