Sentada en la butaca del cine, con las piernas cruzadas, acaricio tus rodillas envueltas en seda negra. Busco sus fronteras ceñidas en tus muslos, por encima de tu falda plisada. En ese lugar, en el que tu carne se desnuda, mis yemas suelen enredarse en una borrachera de fetichismo. Sin embargo, no encuentro los confines de tus medias.
Te das cuenta de mi tacto sorprendido y te disculpas, casi. Llevamos un par de días durmiendo en casa de tus padres y has cogido unos panties prestados.
La película, El lector, narra un amor extraño, dulce y tortuoso. De vuelta a casa de tus padres, me permites desnudarte. Por primera vez, contemplo tu cuerpo ceñido por las fibras y lo recorro suavemente con la palma de la mano allí donde nunca antes lo sentí cubierto. Me siento en la cama, tú estás de pie. Te entregas brevemente a mis brazos, a mis besos, a mi roce, antes de recordarme que estoy poniéndote el pijama.
Me tocaré de madrugada. Confesaré mi falta a la mañana siguiente. Sonreirás.
Esposada en Ahora me ves
Hace 10 años
Que a alegria da Páscoa
ResponderEliminarinvada o seu coração
e o daqueles a quem ama,
irradiando luz para iluminar
e fazer brilhar o mundo em
que vivemos, enchendo-o de
AMOR, SAÚDE, PAZ
Feliz Páscoa