7/4/09

Sardax

Confié mis instintos a una relación asimétrica. Desde entonces no me está permitido pedir, pero si tratar de comprender. Dueña de tus silencios, que son ya los nuestros, intento interpretarlos. Silencios suaves, largos silencios. Esta sumisión se me hace desierto. No sé como sería si el silencio viniese acompañado de tu mirada inquisidora, de una lógica, de un plan. Casi preferiría la tortura cruel de mis instintos, sentirme explorado en los límites del ahogo del collar metafísico. Pero no. Tus silencios son los del hastío, los del sueño, los de la quietud, los del guerrero victorioso.

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