2/2/09

Vargas


Del día en que te quité ese vestido blanco, recuerdo tus medias pegadas a la piel, empapadas en el dulce sudor de un día tan especial. Dos o tres años antes, la primera vez que me atreví a besarte los pies, los retiraste confundida.
- Llevo todo el día caminando.- me dijiste.
Esta vez fuiste tú quien llevó el pie hasta mis labios, exigiendo decidida mi tributo, antes de ducharte para permitir la consumación consentida.

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