Cada tarde, al volver del trabajo, sacamos energía para hacer algo de ejercicio sobre la Wii Fit. Ayer, por vez primera, te apropiaste del mando de control durante mi turno. Recostada en el sofá, casi adormilada, fuiste eligiendo todos mis ejercicios, su intensidad y duración, uno tras otro. Rebasamos en silencio la media hora habitual.
- Ya llevo más de 45 minutos.- protesté mientras comenzabas a navegabas por los menús aeróbicos.
- Estarás ahí hasta que yo te diga.- contestaste. Me di cuenta que disfrutabas con tu descubrimiento, un nuevo acto cotidiano transformado en sexo.
Esposada en Ahora me ves
Hace 10 años
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