7/2/09

Nansak

La puerta se cierra después de varias horas de juegos de mesa. En cuanto nos quedamos sólos, das media vuelta.
- ¿Quién es mi esclavo?
- Yo.
- Repítelo.
- Yo, mi ama.- te digo mientras me pongo de rodillas.
- Podrás habernos ganado, pero yo gano en todo lo demás.
Y presiento, mientras te escucho, que en nuestras soledades el collar pasará cada vez menos tiempo en el cajón de la cómoda, marcando la exploración de los límites de una relación basada en el amor, pero también en el sometimiento, en la que placer, dolor, orgullo y dignidad, adquieren poco a poco nuevos significados.

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