26/2/09

German

Lo mejor de la casa es el enorme ventanal del salón, que se hincha de sol al caer la tarde. El sábado, después de dormir tu hora de siesta, me rescatas de la mía, que yo dormía en nuestro cuarto, y me tumbas en el sofá más soleado de la casa.
- Puedes poner tus piernas por encima.- me dices sentándote a mi lado, en un extremo.
Mientras vemos la tele, tu mano acariciaba mi piel desnuda con perversa dulzura. Te satisface comprobar como el deseo viscoso brota lentamente empapando la tela, mientras circunvalas el centro de mi deseo sin llegar a tocarlo. Convenientemente torturado, tu mano muda a rígidez y simula penetrarme, por encima de la tela.
En esa extraña posición, en mental sodomía, me viene a la cabeza el documental de la BBC que acabo de ver, en el que dos bisontes compiten por las hembras a cabezazos. La frase suave del presentador se me ha quedado grabada en la cabeza:
- Sólo uno de los dos copulará.
Mientras siento tus dedos, que no encuentran resistencia, imagino al bisonte vencedor violentando a cada hembra de la manada, espectadora sumisa del enfrentamiento. Y me doy cuenta de que, a pesar del contraste aparente, el motor de mis actos es el de aquel bisontes: el deseo insatisfecho más allá de la razón. Es sólo que, en mi caso, soy yo quien ha renunciado a satisfacerlo cuando aparece, ante la promesa de que, en tus manos, crecerá hasta hacerme sentir distinto a nunca. En tus manos, cada orgasmo se convierte en un camino tortuoso, incierto, esforzado e intenso. Pasado un umbral de deseo, toda barrera a ti desaparece. Mantener el contacto es lo único que importa. Eres novedad perpetua, rosa eterna rodeada de desierto. El secreto está en asumirte como misterio, renunciando a toda pauta.
Cuando finalmente me vacías, me doy cuenta de que sigues totalmente vestida. Mi orgasmo ha quedado claramente disociado de los tuyos. Dominarme ha dejado de ser, exclusivamente, un juego hacia tu placer, para transformarse en una ciencia basada en la experimentación intuitiva y la observación de mis reacciones para ir ganando conocimiento de mi cuerpo. Tu progreso es mi cadena.

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