- Voy a tener que ponerte una hora para ir a la cama,- me dices antes de acostarte.
- Te quiero durmiendo a la una,- añades, mientras me acaricas el rostro.
Me resisto. Negocio, tratando de retener algo más de mis noches, pero te muestras inflexible.
- Te quiero durmiendo a la una, Lanzarote,- añades usando la palabra que debe hacer cesar toda discusión entre nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si deseas dejar un comentario, es bienvenido. Te anticipo, no obstante, que no contestaré por expreso deseo de la mujer a la que amo. Rara vez cuestiono lo que la hace feliz.