14/7/09

Fabian Pérez

En el Bellas Artes, dos horas de tango. Nos atrapa la sensualidad de los gestos, de los trajes largos y abiertos, de las piernas en tensión asomandose y escondiéndose, de los amantes girando el uno en torno al otro amagando un roce, un beso que nunca se concreta.
Si nuestro sexo fuese misionero, quizás, hubiese sido inevitable desear a cada una de ellas. Sin embargo, te deseé a ti en cada una de ellas. Imaginé que eras tus largas piernas las que danzaban para seducirme. A través de nuestro camino extraño, has trascendido tu carne para elevarte a mi cielo platónico. Todas las demás curvas encarnadas son un reflejo de ti.


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