22/3/09

Ruckus

Cuando al fin me permites tocarme, con la mano libre acarició tu entrepierna por encima de la tela. Estamos tumbados en la cama. Puedo sentir la humedad de tu orgasmo reciente en la yema de mis dedos. Cierro lo ojos e imagino que te asalto con cierta violencia.
- Dios, es desesperante imaginar que estoy dentro de ti.
- No se te ocurra ni siquiera imaginarlo sin permiso. Imagíname vestida de amita, de pie mientras tu te arrodillas besando mis medias; imagíname sentada sobre tu boca; imagina los latigazos, pero ni siquiera en tus fantasías se te ocurra pensar en penetrarme...
- Sí, mi ama...

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