11/3/09

Milewski

Él espera, postrado. Ella se deleita, alargando el silencio de la fusta, pues el objeto de sus actos no es el dolor, sino el sometimiento. Se aplica un instante al tacto de su carne desnuda, ofrecida, borracha de éñ, que aguarda sin protestas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si deseas dejar un comentario, es bienvenido. Te anticipo, no obstante, que no contestaré por expreso deseo de la mujer a la que amo. Rara vez cuestiono lo que la hace feliz.