10/2/09

Sardax

A veces, cuando duermes profundamente, tengo el extraño deseo de sentir como me flagelas con violencia. Otras, incluso, imagino que me penetras con un objeto inanimado. Te sueño a mi espalda, donde no puedo verte, sonriendo en silencio, complacida. Es en los peores momentos de soledad cuando me invaden los pensamientos más oscuros de sumisión. Ahogado por tu indiferencia, me arrojo a la imaginarme que soy objeto de tu atención, que me transformas en una espiral de sensaciones, que cada una de mis reacciones es objeto de tu curiosidad.

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