13/3/09

Sardax

El collar es el único símbolo de mi pleitesía. Llegó a mi de tus manos, un día de invierno, en que volviste a casa después de una comida familiar. Me contaste que cuando lo compraste no estabas sola. Confesiones entre primas, confidencias de utensilios para calentar cama. Me aterra saber que otros tienen el hilo de Ariadna de nuestro secreto, que lo han contemplado entre palabras veladas. Seamos siempre dos.

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Si deseas dejar un comentario, es bienvenido. Te anticipo, no obstante, que no contestaré por expreso deseo de la mujer a la que amo. Rara vez cuestiono lo que la hace feliz.