
- Podías comprarte un látigo.- me contarías luego que te dijo ella.
- Ya tengo uno, pero lo que sí me voy a llevar es un collar.
- ¡Qué suerte tienes! El mío no quiere ni oir hablar de jugar a estas cosas...
Me doy cuenta que el símbolo vela y desvela sus misterios. Este collar que llevo puesto simboliza una realidad preexistente y muy profunda. Me tranquiliza saber que ella sólo vio juego, disfraz y pimienta...
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Si deseas dejar un comentario, es bienvenido. Te anticipo, no obstante, que no contestaré por expreso deseo de la mujer a la que amo. Rara vez cuestiono lo que la hace feliz.