
- Dios, es desesperante imaginar que estoy dentro de ti.
- No se te ocurra ni siquiera imaginarlo sin permiso. Imagíname vestida de amita, de pie mientras tu te arrodillas besando mis medias; imagíname sentada sobre tu boca; imagina los latigazos, pero ni siquiera en tus fantasías se te ocurra pensar en penetrarme...
- Sí, mi ama...
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Si deseas dejar un comentario, es bienvenido. Te anticipo, no obstante, que no contestaré por expreso deseo de la mujer a la que amo. Rara vez cuestiono lo que la hace feliz.