A veces, cuando duermes profundamente, tengo el extraño deseo de sentir como me flagelas con violencia. Otras, incluso, imagino que me penetras con un objeto inanimado. Te sueño a mi espalda, donde no puedo verte, sonriendo en silencio, complacida. Es en los peores momentos de soledad cuando me invaden los pensamientos más oscuros de sumisión. Ahogado por tu indiferencia, me arrojo a la imaginarme que soy objeto de tu atención, que me transformas en una espiral de sensaciones, que cada una de mis reacciones es objeto de tu curiosidad.
Esposada en Ahora me ves
Hace 12 años
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