1/6/09

Van Rijn

De vuelta a casa, te saco unas fotos en la terraza, vestida de fiesta. Estás preciosa y cansada. Te arrojas sobre la cama sin desvestirte, como un regalo inerte envuelto en el papel más llamativo. Recorro tus piernas vestidas de seda. Beso su sudor frío, su cansancio...
Tras casi media hora de besos reconstituyente, me mandas a la ducha para que yo esté muy limpio. Luego, me tumbaré desnudo, con mi cabeza aún mojada en el centro geométrico de la cama. Te colocarás sobre mi boca, que se llenará de repente del sabor de tu sexo, de la presión de tu peso, del vaivén de tus caderas encendidas...
Terminaré tocándome así, amordazado por tu orgasmo.

1 comentario:

Si deseas dejar un comentario, es bienvenido. Te anticipo, no obstante, que no contestaré por expreso deseo de la mujer a la que amo. Rara vez cuestiono lo que la hace feliz.