De vuelta a casa, te saco unas fotos en la terraza, vestida de fiesta. Estás preciosa y cansada. Te arrojas sobre la cama sin desvestirte, como un regalo inerte envuelto en el papel más llamativo. Recorro tus piernas vestidas de seda. Beso su sudor frío, su cansancio...
Tras casi media hora de besos reconstituyente, me mandas a la ducha para que yo esté muy limpio. Luego, me tumbaré desnudo, con mi cabeza aún mojada en el centro geométrico de la cama. Te colocarás sobre mi boca, que se llenará de repente del sabor de tu sexo, de la presión de tu peso, del vaivén de tus caderas encendidas...
Terminaré tocándome así, amordazado por tu orgasmo.
Esposada en Ahora me ves
Hace 10 años
Divina forma de vivir la entrega. Un abrazo.
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