Eres ambas. Aquella que dirige y la que desea abandonarse. Yo ocupo, al parecer, el lugar que dejas vacío. O no. Quizás también yo, a través de mis propios caminos, decido acerca del reparto de papeles. Sutil es tu dominio sobre mi. Sutil el mío.
Si deseas dejar un comentario, es bienvenido. Te anticipo, no obstante, que no contestaré por expreso deseo de la mujer a la que amo. Rara vez cuestiono lo que la hace feliz.
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