17/6/09

Bernard Montorgueil

Entrar en ti es tan extraño que cada vez me parece la primera. Ocurre siempre sin previo aviso ni periodicidad establecida. Bajo tu cuerpo, no puedo moverme. Durante unos minutos siento los cálidos anillos de tu cuerpo abrazándome, ordeñando el deseo, que se escapa a borbotones de mi carne.

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Si deseas dejar un comentario, es bienvenido. Te anticipo, no obstante, que no contestaré por expreso deseo de la mujer a la que amo. Rara vez cuestiono lo que la hace feliz.