El domingo, en mi ausencia, desgranas con amigos comunes la ecuación del amor y el tiempo. Nuestro proyecto de eternidad choca de frente con su fe nihilista; nos miran con curiosidad, casi científica, por saber como resiste nuestro acantilado el paso de los días.
- Nuestra vida se va llenando de cotidianeidad, pero queda espacio para la poesía.- respondes.
Es una forma de expresar lo inaprensible, la toma de consciencia de que la vocación de envejecer juntos no es ajena al cambio, a la rutina incluso, pero retiene un núcleo primordial de sobrecogimiento en el que ambos seguimos sintiendo el milagro de tenernos al tocarnos.
Esposada en Ahora me ves
Hace 10 años
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