En el crecimiento de mi derrota se espaciaron tus esfuerzos. Paradoja trágica, espiral de sufrimiento, en la que cuanto más te deseaba menos te ofrecías. Ahora, en la tensión, tu deseo fluye.
Si deseas dejar un comentario, es bienvenido. Te anticipo, no obstante, que no contestaré por expreso deseo de la mujer a la que amo. Rara vez cuestiono lo que la hace feliz.
Te estás convirtiendo en mi pequeño libro de cabecera, pensamientos, situaciones, todo con una sensibilidad increible.
ResponderEliminarUn beso
el mio ya lo es desde hace tiempo¡¡¡
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