4/3/09

Olivia de Berardinis

En un rincón del armario, dentro de una caja de cartón común, duermen tus zapatos rojos de tacón. Su diseño no persigue proteger tus pasos, sino acentuar el eterno femenino que te habita en la intimidad de nuestra alcoba. Siglos artesanos de sedas, trasparencias y ligueros, han llenado tu armario de mujer de objetos puente que mi deseo cruza. En cierto modo, el fetichista extremo, aquel capaz de excitarse ante la mera visión del símbolo, raya la mística del deseo, capaz de evocar a través de un pedazo de piel y madera la presencia de la musa ausente. Yo, en estos asuntos, me declaro fetichista agnóstico. Me enloquecen tus barreras de seda, pero necesito sentir que tu cuerpo real se haya al otro lado.

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